Gracias al lenguaje nos comunicamos con el entorno, con los demás y con nosotros mism@s de forma más profunda y compleja. La manera en que te comunicas influye en muchísimos aspectos de tu vida, influye en tu experiencia, tu percepción del mundo, tus emociones, tus aprendizajes, tus relaciones, el desarrollo de tus habilidades, la consecución de tus objetivos, tu bienestar, tus conflictos, tu adaptación al medio…
Para el ser humano, es evidente que la comunicación, en sentido amplio, es indispensable para la supervivencia en comunidad y la adaptación, pero también para cubrir necesidades psicológicas (ver artículo de los beneficios de la comunicación) y el lenguaje (diálogo) es la herramienta que tenemos más potente para desarrollar dicha comunicación.
Desde pequeños, vamos aprendiendo, en función de lo que observamos y vivimos, a hablar y hablarnos de una manera u otra, en función de distintos parámetros. El aprendizaje del lenguaje junto con la interacción con el mundo hace que construyamos nuestra realidad, conceptos y constructos a todos los niveles, (concretos y abstractos) para entendernos y adaptarnos al entorno. Así, que lo que decimos (el diálogo) no refleja la realidad objetiva, sino que está influenciado por nuestras creencias, experiencias pasadas y emociones.
En general es fundamental tomar consciencia de nuestro diálogo (interno y externo) y de las consecuencias y beneficios que nos puede suponer este en cada momento, así poder cuestionar su veracidad y trabajarlo para conseguir un mayor bienestar y una mejor adaptación.
(De ahí la idea de hacer el pódcast: “Crecer escuchándome” que encontraréis en Spotify y pódcast de Apple).
Pero, ¿Cómo influye, más concretamente, la voz interior o diálogo interno que estás utilizando?
Podemos describir la voz interior o diálogo interno como la conversación que mantenemos con nosotr@s mism@s en nuestra mente, muy a menudo de forma automática e inconsciente (de ahí que le llamemos también el pensamiento automático). Se trata de un proceso mental en el que reflexionamos, criticamos, justificamos y juzgamos nuestras acciones y pensamientos, es la conversación que mantenemos en nuestra mente, puede considerarse positiva o negativa en función de los efectos que tenga.
La voz interior es un fenómeno psicológico fascinante que ha sido objeto de estudio en psicología durante décadas. La neurociencia ya ha descubierto que nuestra forma de pensar modifica la anatomía y el funcionamiento de nuestro cerebro, y pensamos continuamente a través del lenguaje, a través de nuestra voz, nuestro discurso, que podemos exteriorizar o no, según creamos conveniente.
Esta voz influye, de manera más o menos determinante en la forma de percibir todo lo que nos rodea. La voz de tu interior es tu guía, tu influencia máxima, la que marca tu visión del mundo, tu percepción y por ende tu sentir.
Si la voz determina cómo percibimos y en qué prestamos más atención, determinará los recursos que vemos, tenemos o utilizamos para hacer frente a las dificultades, influyendo la toma de decisiones y la conducta. Dicho de otra forma, es tan importante, que marca nuestra experiencia subjetiva de cada uno de los acontecimientos vividos y la capacidad para afrontar los desafíos de la vida.
Esta voz interior influye enormemente en nuestra autoestima, en nuestro autoconcepto y autoconfianza, y a menudo en el desarrollo de nuestras habilidades y la consecución de objetivos y superación de obstáculos.
En ocasiones, puede ser positiva, constructiva y motivadora, animándonos a alcanzar nuestras metas y superar obstáculos, fomentando la autoaceptación, autoeficacia y resiliencia. Sin embargo, también puede ser crítica y desalentadora, generando pensamientos negativos y limitantes, llevando por ejemplo a la rumiación, culpabilidad y ansiedad.
Así que puede ayudarnos a evolucionar, adaptarnos y superar experiencias dolorosas o a bloquearnos e incluso influir fuertemente en deteriorar nuestra salud mental.
Es importante aprender a identificar y gestionar nuestra voz interior para promover un diálogo interno más positivo, compasivo y constructivo. La práctica de la meditación, la autoafirmación, el autocuidado, la autocompasión, la reestructuración de pensamientos automáticos, … son algunas de las estrategias que pueden ayudarte a transformar tu voz interior, para que sea una aliada en tu crecimiento personal y bienestar emocional.
Por ejemplo, trabajando con mindfulness, redirigimos nuestra atención al presente, a lo real y no a lo mental, esto hace más fácil ser conscientes de nuestra voz, cuestionarla y no dejarnos arrastrar por ella, evitando que la mente te lleve hacia atrás a lamentarte o al futuro a preocuparte.
El acompañamiento psicológico puede ayudarte en esto dándote herramientas más adaptadas a tus necesidades.
En resumen, la voz interior es un aspecto fundamental de nuestra vida psicológica que puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y emocional. Al aprender a cultivar una voz interior sana, podemos mejorar nuestra calidad de vida y alcanzar nuestro máximo potencial.
0 comentarios