Comunicación en pareja

Independientemente del motivo principal por el que las parejas asisten a pedir ayuda profesional; a menudo, por no decir siempre, hay un problema de comunicación que necesariamente hay que abordar en consulta.

Cuando hablamos de comunicación, a veces, reducimos el significado del concepto y minimizamos su importancia. No somos conscientes, que esta, está presente en todo momento y en todo lugar. “Es imposible no comunicar”, “Los silencios también comunican” y “Se comunica con todos los sentidos”.

De esta reflexión nace la elaboración del presente artículo.

La COMUNICACIÓN en sentido amplio, además de hacer referencia a la comunicación verbal y no verbal, también quiero dar relevancia a aspectos más sutiles que influyen en la forma de emitir, percibir e interpretar el mensaje, y por ende, influyen en nuestra gestión psicológica y emocional de los conflictos y/o problemas tanto personales cómo de pareja.

Existen varias clasificaciones de tipos de comunicación, según en que parte de la comunicación pongamos el foco. No es mi objetivo, definir, ni explicar cada uno de los conceptos, sino dar luz a lo que me parece especialmente relevante de la comunicación en pareja.

Dos de los aspectos que diferencian las relaciones de pareja monógamas con otro tipo de relaciones, son que la pareja desarrolla un proyecto común libre que nace del AMOR (convivencia, compartir experiencias, responsabilidades, hijos…) y una intimidad, sexualidad y complicidad especial. Esto requiere, a mi entender, de una comunicación más consciente, profunda y eficaz para que la relación avance y funcione al unísono con el desarrollo individual.

En la pareja, debemos llegar a acuerdos, gestionar conflictos y problemas conjuntamente, mantener y abonar valores compartidos como el respeto, la libertad, honestidad…, mantener y dar sentido y satisfacción al proyecto conjunto sin abandonar el proyecto individual, … En definitiva, mantener la flor viva y lo más radiante posible, cosa que exige tiempo, recursos y habilidades, además del SABER y SENTIRSE querido.

En sesión observo que es necesario poner más consciencia en cómo nos comunicamos afectiva y sexualmente; porque sí, con el afecto y la sexualidad, nos mandamos muchos mensajes, interpretados de distintas formas, que van a afectar la calidad y satisfacción de nuestra relación de pareja. En esta área cobra todavía más importancia la consciencia del uso de los sentidos para transmitir y recibir mensajes. Ej. Una caricia, el regalo de una flor o cualquier experiencia sensorial agradable, el decir y oír un “Te quiero” aunque lo sepa, una atención plena a lo que me estás diciendo, una mirada cómplice, etc. Los detalles son el abono de la flor y marcan la diferencia.

Existen distintos “errores de comunicación”, que se dan frecuentemente en las parejas y que me gustaría destacar. Estos errores nos llevan fácilmente a una comunicación no asertiva, disfuncional y consecuentemente a una deficiente gestión para la resolución de los problemas y las dificultades de la relación.

A continuación destaco tres focos, para desarrollar algunas dinámicas disfuncionales de comunicación, que he observado en sesión, a lo largo de los años.

El primer foco tiene que ver con la falta de consciencia de cómo interactuamos y nos comunicamos con la pareja, cuáles son nuestros HÁBITOS y que ACTITUD tomamos ante una situación incómoda, de resolución conjunta o de confrontación.

Es común no tener desarrollada la tolerancia a momentos necesarios de oxígeno, transitar momentos clave dónde emocionalmente estamos desbordados. Hay momentos que hay que dejar reposar la comunicación externa, para atender, gestionar o digerir una realidad emocional interna. Tenemos prisa para resolver el conflicto externo, sin tener presente esta necesidad interior, y esto genera más enfado y, por lo tanto, más emoción a gestionar. Las emociones son como las olas, y a veces, debemos esperar a que pase ese momento de tanta intensidad emocional porque si no no podremos ver más allá ni tener las habilidades necesarias para comunicarme eficazmente. Por tanto, encontrar el momento es clave, o frenar a tiempo, y darnos ese oxígeno cuando vemos que se nos va de las manos. Indudablemente, hay que atender el tema con posterioridad.

Esto nos lleva a tener la mirada o el foco más fuera que dentro, por lo que a menudo, reaccionamos en vez de responder, con la sensación de pérdida de control que esto puede acarrear y el bucle dónde nos podemos meter, dónde no escuchamos, porque en ese momento no somos capaces de percibir la realidad sin ese filtro de emoción tan intenso.

Escuchar de verdad, no es fácil, y carecemos de habilidades para ello, así que el oír, pero no escuchar, se da, incluso, sin la perturbación de intensidad emocional.

Al tener el foco fuera, nos importa más tener razón y los hechos que nuestro estado emocional, esto nos lleva a interrumpir sin respetar los tiempos, a suponer erróneamente lo que el otro piensa o siente, a no poder ser empáticos…, en definitiva nos lleva a una forma de comunicar negativa y fácilmente entrar en escalada.

Es clave, integrar que somos distintos, con experiencias y puntos de vista diferentes y no tenemos por qué opinar igual, de hecho, eso enriquece la relación. Necesitamos respetarnos, y no necesariamente entendernos en todo ni tener razón, cada uno tiene su verdad, válida para él/ella.

El segundo foco; hace referencia a la necesidad de PRIORIZAR Y PRACTICAR LA COMUNICACIÓN EMOCIONAL.

Evitar la confrontación por miedo al conflicto, a discutir, a que me dejes, a equivocarme o a sentirme mal…, es otro de los errores que aparecen en las parejas.

Con esta conducta nos estamos dejando de atender a nosotros mism@s, no expresamos necesidades, deseos, opiniones, sentimientos, desacuerdos… y no estamos siendo sincer@s ni con nosotr@s ni con la pareja.

Este hecho, además de pasar factura a nivel individual, dónde un@ se aleja más de sí mism@, repercutiendo en el bienestar psicológico, lleva también a incongruencias en la comunicación con la pareja, a la confusión, a la falta de entendimiento, a la desconfianza, falta de empatía, distancia y a la carencia de un vínculo afectivo, sincero, genuino e intenso.

El hecho de no estar familiarizado y no tener trabajada la comunicación emocional, dificulta la posibilidad de validar los propios sentimientos y los del otro y el desarrollo de una interacción más asertiva.

En las parejas, es común la frase: “ya lo sabe” o “ya lo tendría que saber que tal cosa me gusta o me molesta” sin darnos cuenta, que el otro no es adivino, y que estás pidiendo que el otro entienda y acepte una realidad interna tuya que ni siquiera has expresado.

Por último, el tercer foco, que nos lleva a una comunicación ineficaz, es NO SER CONSCIENTE DE LA INTENCIÓN DE MI COMUNICACIÓN o MANTENER UNA INTENCIÓN DISFUNCIONAL.

Es interesante que nos paremos y preguntemos, antes de comunicarnos: ¿Qué queremos conseguir?, ¿Cuál es nuestra necesidad? ¿Desde dónde, emocionalmente, vamos a comunicarnos? ¿Por qué esto modulará el curso de esta comunicación y el efecto que tendrá en mí?

Me encuentro parejas dónde uno de los miembros, o los dos, se comunican con una intención regulativa sin ni siquiera darse cuenta. Por ejemplo, cuando dan instrucciones o indican lo que el otro debe de hacer o sentir, o cuándo persuaden. Debajo de una comunicación así, consciente o inconsciente, hay una intención de regular, cambiar o controlar la conducta, los pensamientos o los sentimientos del otro por una necesidad interna. Y esto conlleva las parejas, al ahogamiento, falta de libertad, transmisión de no aceptación…

Sabemos que la comunicación puede servir para hacer ver otras realidades, para entendernos en aspectos clave y llegar a acuerdos, pero el problema es que a menudo, en las parejas, no se respeta al otro priorizando la intención de convencer e imponer una realidad.

Otra forma de comunicarse negativamente y con intención regulativa en las parejas, es cuando reprobamos o sermoneamos. Corregimos al otro marcando sus errores, recriminamos o criticamos, quizás con la intención de sentirnos mejor, menos culpables o menos inferiores o más fuertes.

Estos tipos de comunicación, de forma constante, llevan a un deterioro progresivo de la relación y un sufrimiento en los miembros.

Con la terapia de pareja puedes trabajar y reconducir estas dinámicas de comunicación patológicas y destructivas.

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GemmaPsicologia

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